22/03/2013. SALVEMOS LA HOSPITALIDAD
La aplicación de distintas medidas para gestionar la
inmigración en España a lo largo de los últimos años, no ha cambiado
sustancialmente el oscuro panorama que contemplamos a día de hoy.
Se han ideado fórmulas para gestionar el control de la
llegada de personas, sin profundizar en la integración social de las mismas, se
han fortalecido los controles y se han buscado apoyos externos para alcanzar
acuerdos que controlen y dificulten cada vez más el tránsito de personas,
aumentando significativamente las medidas de presión.
Nos parece asumible y normal que los seres humanos deban
tener un papel, pero ¿por qué un ser humano ha de tener un papel que lo
acredite como aceptable y otros seres humanos no son aceptables?
La instrumentalización del fenómeno migratorio, ha
obligado a redefinir, cuando ha interesado, prioridades de actuación, siempre
por conveniencia política, sin tener en cuenta las graves repercusiones en las
vidas de las personas implicadas.
Las políticas en vigor y las que se pretenden aplicar,
ponen de manifiesto cómo les tratamos. En su estancia en nuestro país, les
hemos dejado siempre en la puerta del vestíbulo, y nunca les hemos conducido a
la sala de estar, cerca del hogar. Nunca hubo, ni hay, en realidad, una acogida
confiada.
La afirmación, “no hay recursos para todos”, admite
demasiados interrogantes en nuestras ya muy maltratadas conciencias, que no
pueden acallarse ante una gestión económica y financiera insultante, al
servicio de los poderes económicos, con medidas proteccionistas a los que más
tienen. No podemos conformarnos, ni seguir admitiendo, situaciones de
injusticia bajo el paraguas de la exigencia del cumplimiento de la legalidad
vigente, sobre todo cuando atenta contra la dignidad humana y genera más sufrimiento.
Por encima de cualquier consideración, la hospitalidad es un deber sagrado
porque reconoce el carácter sagrado del ser humano y su fundamento, está
firmemente anclado, en esa conciencia de compartir una misma humanidad.
Desde hace años venimos acogiendo
en nuestras casas a personas “sin papeles” que llegan a España buscando un
futuro mejor. Si se aprueba la reforma del Código Penal que ha propuesto el
Gobierno, nos convertiremos en delincuentes. Hasta con dos años de cárcel se
penalizará compartir humanamente con
quien lo necesita.
El Gobierno anterior ya intentó
–sin éxito- introducir sanciones a las personas que desarrollan prácticas de
solidaridad y hospitalidad hacia personas extranjeras en situación irregular en
España.
La reforma del Código Penal que
intenta sacar adelante el gobierno va más allá: las personas o
instituciones que apoyen, ayuden o acojan en sus domicilios de forma altruista
a las personas extranjeras en situación irregular que transiten por España,
podrán ser criminales.
Lo mismo sucede con las personas
que ayuden a personas extranjeras en situación irregular a permanecer en España
con ánimo de lucro, que por ejemplo contribuyan mediante el alquiler de una
habitación o dispensen el menú del día a una persona inmigrante en situación
irregular conociendo esta condición, podrán ser asimismo juzgadas.
Necesitamos revestir al
extranjero de su dignidad singular, necesitamos encarnarnos, hundirnos en
nuestras propias raíces, en la esencia de nuestro ser, dejándonos impregnar,
con nuestra hospitalidad, de un nuevo espíritu de respeto por los más
desfavorecidos, en comunión con toda la creación y un deseo sincero de
reconciliación con todas las personas.
Desde los Círculos de
Silencio pedimos al Gobierno que afronte con lucidez, la elaboración
de leyes justas que acojan, que no discriminen, que aporten soluciones llenas
de realismo y ante todo de humanidad, y que no
criminalice el comportamiento humanitario, retirando el desafortunado artículo citado del Anteproyecto de Refroma del Código Penal.
La hospitalidad, la asistencia humanitaria y la
solidaridad no se pueden penalizar en ningún caso cuando son movidas por
sentimientos de solidaridad y altruismo.
Círculos de Silencio, Valladolid, 22 de marzo de 2013.