19/06/2015. A LA SOLIDARIDAD ¿LE PONEMOS CUOTAS?
Mohamed
Harastani, fisioterapeuta sirio, torturado en la cárcel, se escapó en los bajos
de un camión.
La
guerra siria no perdona a nadie. En cuatro años 200.000 muertos, 6 millones de
desplazados, 4 millones escondidos en los países del entorno y mas de 200.000,
como Harastani, que han llegado con lo puesto a Europa.
Kaya,
estudiante, no saltó la valla, pero le costó entrar en Melilla 28 intentos y
1500€ que pagó a los traficantes por un pasaporte falso. Es kurdo, 22 años,
está en búsqueda y captura por no incorporarse al ejército.
Ais,
ucraniana de 45 años, con un hijo y un nieto. Era gerente de un supermercado,
hasta que cayó una bomba cerca de su establecimiento y la metralleta alcanzó a
uno de sus vendedores. En ese momento decidió salir cuanto antes del país.
Haifa
lo tiene aún mas negro, estos días se juega su matrimonio. Vivía en un campo de
refugiados palestino a la entrada de Damasco, pero torpedearon esa zona de la
capital y Haifa, de 32 años y Angad de 23 decidieron salir en busca de futuro
lejos de las bombas.
Y luego
están los refugiados eritreos, afganos, iraquíes, somalíes, malienses…
Miles
de personas que huyen del conflicto, la persecución y la violencia tratan de
alcanzar la seguridad en Europa. Otras escapan de la pobreza. Muchas viajan por
mar, pese al riesgo que entraña la travesía del Mediterráneo, que en 2014 se
cobró 3.500 vidas, y pese a las malas condiciones meteorológicas, en los
primeros tres meses de 2015 se alcanzaron cifras récord de personas refugiadas
y migrantes que intentaban llegar a Europa por mar.
La
cifra de desplazados supera a la de la II Guerra mundial y Europa no sabe qué
hacer con ellos, mientras las redes de contrabando convierten el Mediterráneo
en una fosa común
Europa
y sus gobernantes se han asustado ante estas cifra escandalosas o, al menos,
han hecho ese paripé que toca en las grandes desgracias. Se han puesto sus
trajes negros y sus caretas de circunstancias y han convocado reuniones con el
grito de ¡algo hay que hacer!. Y ese algo ha sido repartirse las personas,
“como si se tratase de un botín”, en función de la economía y población de cada
socio.
Pero,
además, únicamente han prometido unas pocas plazas de reasentamiento y han
brindado una admisión humanitaria solamente limitada a los refugiados sirios
que soportan condiciones de vida absolutamente inadecuadas en Líbano, Jordania,
Turquía, Irak y Egipto
Es imposible
mirar hacia otro lado. La terquedad y frialdad de los números nos hacen
contemplar esta tragedia humana. Los números de la vergüenza vuelven a
bombardear nuestras conciencias. Éste es un rompecabezas construido con la vida
de muchas personas que tienen nombres y que cada día pierden su vida buscando
un mañana, una oportunidad. Son hombres y mujeres como nosotros, hermanos
nuestros, hambrientos, perseguidos, víctimas de guerra, explotados, que buscan
una vida mejor.
Valladolid
19 de junio de 2015.