“Los migrantes son personas con dignidad y derechos”

 



Nos reunimos en un nuevo círculo de silencio en Valladolid, donde queremos mostrar  nuestra indignación por las situaciones de vulneración de derechos y aumento del  discurso de odio hacia las personas migrantes y refugiadas.

Son numerosos los motivos que empujan a las personas a migrar: la búsqueda de  protección internacional huyendo de conflictos y persecución, los derivados de la crisis  económica, socio-ambiental o la actual pandemia… pero hay algunas causas que se  invisibilizan como pactos empresariales y de explotación de recursos naturales, que  atentan contra el futuro de sus ciudadanos y ciudadanas. Como el caso de Omar, un  senegalés de 23 años de familia de pescadores, que subió el 30 de agosto del 2020 en un cayuco rumbo a las Islas Canarias para iniciar el viaje más arriesgado de su vida junto con otras 90 personas entre los que también se encontraban menores. Tras ocho días de viaje, sin provisiones y en el que el motor dejó de funcionar, llegaron a Tenerife; en el camino murieron 20 personas. Una historia que se repite día tras día con otros nombres y viniendo de otros países.

Vemos como año tras año se destinan millones a crear fronteras, a que las rutas sean más peligrosas, al rechazo y la persecución. ¿Y si estos recursos se invirtieran en acoger? Es necesario que prevalezca salvar vidas y garantizar los derechos de todas las personas que se encuentran en territorio español.

En plena crisis del covid19, las denegaciones de protección internacional son masivas y solo el 5% de las personas consiguen el derecho al refugio o asilo. Observamos un incremento de las denegaciones del permiso de residencia por arraigo. Personas que llevan años siendo nuestros vecinos y vecinas, con contratos de trabajo, familias con hijos en edad escolar, que de repente se encuentran en situación irregular, sin acceso a un trabajo digno, a recursos ni ayudas públicas

También nos encontramos que, con la actual Ley de Extranjería, personas que llevan un tiempo viviendo en España, integrados en su entorno, con posibilidades de una oferta de trabajo, tienen que esperar tres años, de forma irregular, para poder realizar una autorización de residencia por arraigo social.

Es urgente poner en marcha un proceso de regularización que permita acceder a estas personas a sus derechos en igualdad de condiciones.Y a las puertas del día contra el racismo y la xenofobia, denunciamos el creciente discurso de odio contra las personas migrantes. Con frecuencia oímos comentarios como “yo no soy racista, pero...”, “nos quitan el trabajo”, “si tanto te gustan, mételos en tu casa” … comentarios que en las redes sociales se vuelven más violentos.

Queremos recordar que el racismo también mata, ya que la discriminación impide el acceso a la cobertura de necesidades básicas, a una vivienda digna, a la educación o una atención sanitaria adecuada. Condenamos la criminalización y desprotección de las y los menores extranjeros no acompañados, olvidando la obligación por parte de la sociedad y las instituciones de garantizar sus derechos, como en el caso de cualquier  otro menor.

Estamos comprometidos, somos ciudadanía comprometida y no es el momento de mirar para otro lado con los brazos cruzados, no es el momento de taparse los ojos con la mascarilla ante el racismo. Queremos que la acogida y la hospitalidad sienten las bases para unas relaciones de igualdad. Frente a políticas de muerte, exigimos  derechos y respeto a la dignidad de las personas migrantes y refugiadas.s.

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